Rafa Peiró
Consultor y Formador. Diplomado Profesional en Mindfulness. Director de "Talentos en Equipo". Autor de los libros "Inteligencia Temperamental" y "Reflexionar es Avanzar".
Cinco hábitos que te amargan la vida.
No te preocupes, también aporto «antídotos».
El inicio de cada jornada marca la tendencia de cómo van a ser el resto de las horas que tenemos por delante. Son muchas las personas que comienzan el día saboteándose con hábitos que no solo roban energía, sino que producen ya de buena mañana un “plus” de angustia innecesaria. Te dejo a continuación cinco formas de amargarte la vida, frecuentemente nada más despertarte. Aunque no te alarmes porque también te aporto “antídotos” para que puedas neutralizarlas, y tengas los recursos necesarios para fabricarte un buen día en medio de esta actual forma de vivir tan estresante y veloz.
Dar vueltas a los problemas nada más abrir los ojos.
¿Te ha pasado que te despiertas y, sin siquiera levantarte de la cama, ya estás repasando todo lo que está mal en tu vida? Este hábito no solo genera un exceso de cortisol, la hormona del estrés, sino que también bloquea tu creatividad y tu capacidad para solucionar problemas.
Solución: En cuanto despiertes, en lugar de enfocarte en problemas, dedica tan solo un par de minutos a respirar conscientemente, con inspiraciones profundas por la nariz, manteniendo el aire unos instantes y soltándolo por la boca hasta que tengas la sensación de que has vaciado los pulmones, repitiendo la operación entre 7 y 10 veces. Practica seguidamente el acto de la gratitud, pensando en tres cosas sencillas por las que te sientas agradecido, por ejemplo, un techo sobre tu cabeza, un café caliente, o la oportunidad de aprender nuevas cosas durante el nuevo día. Este cambio de enfoque reduce el estrés y prepara tu mente para pensar con claridad.
Revisar el móvil al levantarte.
Las notificaciones, las noticias y las redes sociales son una receta perfecta para saturar tu mente desde el primer momento. Si empiezas tu día con un bombardeo de información, tu cerebro no tiene oportunidad de conectarse contigo mismo y con lo que realmente importa.
Solución: Reserva los primeros 15-30 minutos de tu día para ti. Haz estiramientos, medita, se consciente de las acciones matutinas diarias como ducharse, afeitarse, tonificar la piel, vestirse. Ten la mente plena en ellas, disfrutando en silencio. Comenzarás el día de forma más centrada y con una sensación de control sobre tus acciones. Ya tendrás tiempo luego de interactuar con el mundo digital, si ya tienes ese hábito incorporado a tu día a día.
Preocuparte por un futuro incierto.
El miedo a lo que podría pasar en el futuro puede consumir horas y horas de nuestra energía mental. Hay situaciones sobre las que no tenemos un control directo para cambiarlas por mucho que nos empeñemos, no darnos cuenta de ello nos lleva a momentos de alteración y frustración, por lo que practicar la aceptación y la adaptación, tomando conciencia de nuestro escaso grado de influencia sobre ellas, nos quitará mucha presión y ansiedad. También hay que tener muy presente que muchas de nuestras preocupaciones están sobredimensionadas y que nunca llegarán a materializarse, no al menos al angustioso nivel como las solemos imaginar. Tengamos en cuenta que, en muchos casos, las preocupaciones son recursos que utiliza nuestro cerebro para anticipar peligros. Su tarea principal es la de hacernos sobrevivir.
Solución: Aprende a practicar la atención plena. Por ejemplo, te descubres atrapado en pensamientos de “y si pasa esto” o “y si pasa aquello”, haz un ejercicio de respiración consciente, de nuevo, tal y como te propuse en el punto 1, si quieres dedícale tan solo un minuto en vez de dos, pero hazlo. De hecho, es muy beneficioso que lo practiques varias veces al día, estés o no pasando por “picos de preocupación”. Esto no solo calma tu sistema nervioso, sino que también te ayuda a recuperar el control de tus pensamientos
Saltarte el desayuno o comer cualquier cosa rápidamente.
Comenzar el día sin alimentar tu cuerpo adecuadamente es otra forma de sabotear tu bienestar. La falta de los nutrientes necesarios afecta tu estado de ánimo, tu energía y tu capacidad para concentrarte. No olvidemos que el cerebro consume, más o menos, unas 350 calorías en un día, aunque si se pasa en “modo preocupación”, por ejemplo, media mañana, puede quemar las calorías equivalentes a correr durante una hora. Los resultados físicos no son los mismos; el deporte despeja la mente, el darle “vueltas al coco” en sesión continua la deja exhausta.
Solución: Prepara un desayuno sencillo pero equilibrado. Algo tan básico como un yogur con frutas y frutos secos, o una tostada con aguacate o con tomate natural y aceite de oliva,…,en definitiva, un desayuno con adecuados nutrientes puede marcar una gran diferencia en cómo comienzas a afrontar el día.
Desconectarte del presente con actividades automáticas.
Lavarte los dientes, preparar un café o vestirte en modo piloto automático, con la mente mientras tanto en otras cosas, es una forma de desconectar del momento presente y perpetuar la sensación de estar atrapados en el mundo de los mil y un problemas”.
Solución: Haz pequeños ejercicios de atención plena durante estas actividades. Por ejemplo, mientras te duchas, observa el agua al caer sobre tu cuerpo, escucha su sonido y siente la textura del jabón. Observa como depositas los platos, vasos y cubiertos en el lavavajillas, como los guardas abriendo la puerta del armario y depositándolos con suavidad. Se consciente al conducir tu vehículo de como cambias de marchas, como reduces a segunda, o como miras por el espejo retrovisor, como cambias de carril con atención. Vuelve a los tiempos en los que estabas realizando las prácticas para sacarte el carnet, en esos momentos en tu mente no había espacio para otra cosa que no fuera conducir lo mejor posible. Cuando camines observa tus pasos, el lugar por donde pisas, como mueves los brazos en coordinación con tus piernas, disfruta de olores como el que sale de una panadería con pan recién horneado, o de los olores de árboles, plantas y su floración durante un paseo por el campo, o el olor a salitre si lo haces por la costa.
Lo anterior y muchas más actividades que se te ocurran, realizándolas con la máxima atención, te ayudan a romper la espiral de preocupaciones y a conectar con el momento presente.
Te voy a poner un ejemplo de lo dicho en las líneas anteriores que te va a gustar, ya que se trata de una acción del admirado maestro del tenis, recientemente retirado, Rafa Nadal. Observa en algún vídeo que circule por la red como, en algunos momentos de descanso en sus partidos, para mantener la concentración y disminuir el estrés que conlleva la alta competición, cuando se sienta en su silla y tras beber un poco de agua de su botella, la deposita con atención plena lentamente en el suelo, como si en esos momentos no existiera otra cosa que él, la botella y su mente fijándose en la acción de dejarla normalmente junto a sus pies. Son unos breves segundos que se convierten en oro puro, en energía mental renovada para comenzar el siguiente juego.
Hay multitud de formas de desconectar el piloto automático de esas preocupaciones que te abruman durante el día, te aporto una más:
Prueba algo tan sencillo como mirar unos minutos un objeto cotidiano: un llavero, una moneda o una figura decorativa. Observa sus detalles, colores, texturas y formas. Este ejercicio provoca un «cortocircuito» en tu espiral de pensamientos negativos y permite que tu cerebro descanse, recupere energía y vuelva a enfocarse.
Un último apunte: El poder del descanso.
También es clave además de poner en práctica estrategias durante el día, descansar las horas necesarias durante la noche. Recuerda esas dos palabras que aportan tanta claridad a su importancia: “sueño reparador”.
Dormir adecuadamente cada noche mejora tu capacidad para afrontar los retos diarios y reduce la propensión a caer en hábitos mentales negativos por la mañana. Si tienes problemas para dormir, establece una rutina relajante antes de acostarte, como leer, meditar o escuchar música suave. También puedes aplicar las mismas herramientas que te propuse al despertarte por la mañana, para cerrar así un círculo de conducta altamente beneficioso para tu bienestar: Vuelve a realizar el ejercicio de la respiración y el de la gratitud.
Cada nuevo día es una oportunidad para crecer, aprender y encontrar esos momentos de equilibrio y satisfacción que tanto bien hacen a nuestra salud, tanto física como mental. No dejemos que nuestros pensamientos nos amarguen la vida nada más despertarnos.